viernes, 23 de enero de 2015

Mi cabeza va yendo

Puse música y empece a escribir, pensar en ella no me va a dejar dormir. Pues siempre adoré más mis relaciones imposibles, inalcanzables o simplemente las que nunca se dieron por mis miedos e indecisiones.
A ella siempre me gusta imaginarla desnuda, sus hermosas piernas y tatuajes, una sonrisa desprolija e insegura, a pesar de ser un espécimen perfecto de mujer. Entre nosotros no hay amor, ni dulzura, es puro deseo, carne y respeto. Se nota cierta admiración por el otro desde el primer momento en que nos vimos, que lamentablemente fue el día en que me dijeron: "te presento a mi novia..." y en ese instante se elevo una cortina de humo entre nosotros, tal vez del mismo cigarro que salió de tanto tabaco que fume fantaseando con ella, con sus historias, con su cuerpo, con sus secretos.
Mantenemos un leve contacto por diferentes medios, siempre es muy entretenido conversar con ella. Un día, tal vez para ver que pasaba, empezamos de repente a confesar nuestro antojo por el otro, ese que surgió desde esa primera ocasión en que nos vimos. Las confidencias no llegaron a más que eso, pero le abrieron paso a otro nivel de confianza entre nosotros, y cómo amo leerla, imaginando sus historias, sus deseos, sus estados, su cuerpo. Ella cuenta sus intimidades y siento que me abre sus piernas, y yo me encierro en quimeras.

 
"Si alguien decide dar el primer paso, es muy probable que el resto lo siga"