domingo, 1 de febrero de 2015

La Cama de mis Viejos

Hay tres lugares donde me pongo a pensar más de la cuenta: cuando viajo en colectivo, cuando me estoy bañando y cuando estoy acostado en la cama de mis viejos. De todas las camas donde he estado, sin duda esa es mi preferida. No es la más cómoda, ni la más ordenada, incluso a veces (y generalmente por culpa del perro) ni siquiera la más limpia, pero me encanta estar tirado ahí, dado vuelta y mirando el cielo desde la ventana que da al patio de casa.
Supongo que debe haber algo psicológico en este tema, tengo muchos recuerdos de mi infancia en esa cama, como cuando mi viejo me extorsiono con llevarme al zoológico si yo dejaba la mamadera, o cuando llegaba del jardín y empezaba a saltar ahí arriba, o cuando me dormía esperando a que volviera mi papa del trabajo y cuando llegaba me alzaba medio dormido y me llevaba hasta mi cama.
Siempre es un placer dormir en esa cama cuando mis viejos no estan, tal vez es por los recuerdos, tal vez es porque desde ahí no escucho todos los ruidos que hace mi hermano, o tal vez, siemplemente, es una cama muy cómoda.
"Si alguien decide dar el primer paso, es muy probable que el resto lo siga"