Nunca viaje ni en tren, ni en avión, ni en barco (Salvo, por supuesto, en el tren del zoológico). En los vehículos más comunes, los que vemos todos los días en la calle, tengo que decir que: me he subido dos veces a una moto, me he olvidado completamente en andar en bici (y lo extraño), y todavía no se manejar bien un auto. La verdad creo que mi transporte favorito son mis pies. Me gusta caminar hasta a la parada del colectivo más lejana para poder conseguir un asiento libre. Claro que si una tierna anciana sube, mi esfuerzo fue en vano...
Siempre me pregunto si alguien más se habrá dado cuenta de que hace poco el viento se llevo una vieja bandera de Argentina que estaba arriba de la parada del colectivo.
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