jueves, 20 de junio de 2013

Monstruos de la cama

Hoy no me salio otra cosa que hablar de vos, pero no de la forma en la que hablo siempre de vos. Hoy hable de vos como un niño habla de los monstruos que viven debajo de su cama, esos que nunca llega a ver pero lo espanta terriblemente, no lo dejan dormir y no hace otra cosa que pensar en ellos hasta dormir. El niño puede describir estos monstruos a la perfección, los conoce con detalle pese a que nunca los ha visto.
Este niño algún día se hará valiente e ira a enfrentar estos monstruos, pero ya me he adelantado a la historia, visto que yo, el niño, todavía no se ha animado a enfrentar a sus monstruos.
Ora bien, el niño lleno de valentía, cuando al fin enfrenta estos monstruos se enfrenta con la verdad que en realidad, nunca hubo monstruos debajo de su cama. Y llevando esto a la verdadera realidad, la mía al menos, tendría que meditar acerca de estos monstruos ya que, usted no es ningún monstruo (ni mucho menos), tal vez lo sean sus ojos, su sonrisa, su risa... que con solo imaginarlas me hago pis encima.
Tal vez mis monstruos sean solo mis miedos y ahora si, tendría que hacerme valiente y ver que esos monstruos solo están en mi imaginación. Pero es aquí, finalmente, donde me diferencio del niño ya feliz (o tal vez decepcionado) de su victoria, pues él, valeroso, osado se lanza a la aventura para que su desenlace sea la seguridad de la confirmación de que no había nada que temer. Yo, en cambio, con una ridícula y fingida intrepidez puedo enfrentarme a mis monstruos para luego encarar algo mucho peor... la verdad.

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